Si es lo más normal del mundo. Uno empieza a picar. Dice la frase mágica:
¿A que no hay?
Ante esa frase nadie se resiste. 10 minutos después, con los huevos al aire.
Y foto claro.
O fotos.
Eso sí, luego está la subclase en que se tapan los huevines con la mano. O con un calcetín. O la tercera subclase que se meten sus partes pudorosas entre las piernas... y eso sí se fotografían por delante... que tendría su gracia una foto así por detrás... jijijijiji.
Hoy han tocado los valientes. Los que al grito de "¿A que no hay?", han decidido que había, y que no solo había, sino que los enseñaban.
Hala.
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